En la plaza de Candelaria hay un lugar donde uno es capaz de retrotraerse a principios del siglo XX. Aunque el coste sea pagar un café a 2.80 euros… También allí se pueden degustar unos estupendos picatoste que mis propios ojos han visto en alguna ocasión como se preparaban. Les hablo de la Cafetería Royalty, un lugar que encierra entre sus cuatro paredes una curiosa historia…
Nos situamos en 1912, año en que se celebra el primer centenario de Las Cortes de Cádiz. Ese año es el elegido por el empresario gaditano Gómez Doreé para abrir las puertas del Royalty, lugar de reunión que se convertiría con el tiempo de intelectuales, políticos, músicos y artistas que con la excusa de tomarse un café en una de las mejores cafeterías por entonces, coinciden dando lugar a asombrosas tertulias. Hasta el mismísimo Manuel de Falla tiene su hueco allí.
En los años treinta y a punto de estallar la Guerra Civil, el Royalty decide cerrar sus puertas. Puertas que no volverán a abrirse en forma de cafetería hasta 2008. Antes, el histórico lugar se convierte en un almacén y hasta en bazar. Nada queda ya de uno de los referentes de la época en cuanto a cafeterías.
No es hasta 2008, que se dice pronto, cuando se decide restaurar el lugar y recuperar la marca. Se intenta respetar al máximo la decoración que durante sus años dorados tenía. Para ello, un grupo de artistas y restauradores se encargan de recrear uno de los cafés más famosos del Cádiz de los años 20.
Los tiempos han cambiado. Los precios también. Los intelectuales y artistas de la ciudad han dejado paso a los turistas, sus principales clientes. Hay hueco también para esos que lo manejan bien en la ciudad, que los hay, se lo digo yo. Y luego está el gaditano de a pie, el que lo mismo se toma una cervecita en un banco de la plaza Mina que se atreve a pisar el Royalty solo por la curiosidad de tomarse un café en lugar tan elegante como ése.
@ManoloDevesa / Foto: Café Royalty
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